En pleno apogeo de la circularidad, son muchos los sectores que se van sumando a este nuevo esquema de economía sostenible. Por sus características particulares, la industria de la moda reúne todos los requisitos para contribuir en este avance hacia la neutralidad climática.
¿Cuáles son los principios básicos de la economía circular?
Las formas de producción tradicionales han tocado techo. No se trata únicamente del desgaste propio de los ciclos económicos, sino de la existencia de pactos de responsabilidad internacionales que obligan a la reducción de gases de efecto invernadero. Con el objetivo de cero emisiones en 2050, todos los sectores del actual modelo económico deben asumir su compromiso con el planeta.
El principal objetivo de esta nueva forma de concebir la producción y el consumo es evitar el derroche de recursos y energía. Para ello, la economía circular se basa en los principios de reducción, reutilización, reparación y reciclaje (las cuatro “R”).
Con este esquema no solo se pretende promover nuevos usos para los materiales desechados, sino actuar sobre el origen del problema garantizando una mayor eficiencia del modelo productivo y respaldando las inversiones sostenibles. Estas nuevas normas de juego ponen en evidencia que no existe un beneficio económico real si este no va acompañado de un beneficio social y medioambiental.
El papel de la moda sostenible en el nuevo modelo económico
En este nuevo panorama económico la inmediatez pasa a un segundo plano. Las inversiones sostenibles son transacciones que revalorizan no solo el ahorro de recursos mediante tiempos de producción más eficientes sino la historia que hay detrás de los materiales empleados.
Es un escenario en el que los residuos se convierten en recursos con un período de vida útil más prolongado y en el que la cultura del usar y tirar pierde todo su sentido. Frente a la moda rápida o fast fashion predominante en el modelo de economía lineal, la circularidad ofrece soluciones de aprovechamiento de materiales y recursos.
La industria de la moda tiene un papel fundamental en esta transición hacia una estructura de producción más sostenible. Según un informe de la ONU sobre comercio y desarrollo, la moda es el segundo sector industrial más contaminante del mundo, produciendo el 8 % de los gases de efecto invernadero.
Solo en la fabricación de prendas de ropa se emplean anualmente 93.000 m3 de agua al año, una cantidad que podría abastecer a una población de 5 millones de personas. Estas cifras hacen que la moda sea la responsable del 20 % del desperdicio mundial de agua.
Teniendo en cuenta la proyección de la industria, que solo entre 2000 y 2014 ya había duplicado su producción, es de entender que su compromiso con la economía circular sea imprescindible para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Claves de la implantación de un modelo circular en la moda sostenible
La idea de circularidad no compromete la rentabilidad de un negocio. Empresas de moda sostenible como Ecoalf están demostrando que la inversión sostenible es también una inversión rentable desde muchas perspectivas, incluida la económica.
Entre la idea inicial del diseño y el momento de la entrega al usuario final, cada prenda de ropa recorre un largo camino. El éxito medioambiental y financiero de los modelos circulares está en eliminar el punto final de ese recorrido para reintegrar las prendas ya usadas en un nuevo ciclo de vida.
En la actualidad, más del 50 % de la ropa que se almacena en los armarios españoles procede de la fast fashion. Es un concepto de moda rápida basado en satisfacer la demanda inmediata de prendas en tendencia. Pero esta producción acelerada de colecciones de bajo coste únicamente favorece a que los artículos acaben siendo reemplazados en un corto espacio de tiempo.
Este fenómeno de producción tan estrechamente ligado a la inmediatez tiene repercusiones negativas en la sostenibilidad del sistema. Se estima que la mayoría de las prendas de moda rápida se desechan después de tan solo siete usos, generando una gran cantidad de residuos y limitando el aprovechamiento de los recursos energéticos y naturales que se han empleado en su producción.
La moda sostenible propone un cambio de paradigma en la industria más allá de la gestión de las prendas al final de su vida útil. Es un nuevo enfoque que debe aplicarse en todas las fases de la cadena de producción mediante el diseño ecológico, la eficiencia de la fabricación, el reciclaje y la reparación.
La simbiosis industrial y la cooperación entre sectores tangenciales en la producción de prendas de vestir (distribución, tecnología, publicidad…) también es decisiva en el éxito de la implantación de un modelo circular en la moda. Solo mediante una estrategia conjunta será posible prolongar la vida útil de estos recursos, tanto en aspectos tangibles como la durabilidad y reutilización de los materiales, como en aquellas cuestiones que influyen en la mentalidad de consumo.
¿Cómo participar activamente en la circularidad de la moda?
Para que exista verdadera circularidad en la moda y que los usuarios puedan integrarse en ella, la industria necesita realizar un ejercicio de transparencia y trazabilidad con cada una de sus prendas. La información y la educación resultan esenciales para que el cliente conozca los detalles de producción del artículo que adquiere y el lugar que ocupa como comprador en ese sistema circular.
No toda la responsabilidad del éxito de este modelo recae sobre las empresas del sector textil. También el consumidor debe asumir su compromiso con la inversión sostenible y participar de forma activa en este cambio de paradigma.
Puesto que la decisión de compra recae en última instancia sobre el usuario, es fundamental que las marcas, los fabricantes e incluso los organismos gubernamentales incentiven la conciencia medioambiental y el consumo responsable. Teniendo en cuenta que cada europeo desecha una media de 11 kilos de productos textiles al año, es imprescindible crear conciencia sobre el papel que desempeña el consumidor en este camino de transición ecológica.
Las tendencias van y vienen, pero la sostenibilidad no pasa de moda.
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