Como cada año desde 2008, el 8 de junio se celebra el Día Mundial de los Océanos, una efeméride impulsada por las Naciones Unidas para destacar el rol indispensable de los mismos para la humanidad, así como para promover su conservación y uso sostenible. Desde el punto de vista económico también ejerce un papel clave, impulsando industrias como la pesca, el turismo o el transporte marítimo. En este sentido, en Deutsche Bank existe un compromiso firme con los océanos y dedicamos grandes esfuerzos a ayudar a nuestros clientes a entender e invertir mejor en un sistema con tanta profundidad como la economía azul.
¿Qué es la economía azul?
La mejor forma de profundizar en un campo que está marcando el presente y futuro de la inversión es a través de su definición. La economía azul tiene que ver con la actividad económica que está directa o indirectamente relacionada con los océanos, el medio costero y los ríos. Se trata de un modelo económico emergente y en palabras del Banco Mundial, la economía azul representa «el uso sostenible de los recursos de los océanos para el crecimiento económico, la mejora de los medios de vida y el empleo, al tiempo que se preserva la salud de los ecosistemas oceánicos»
A grandes rasgos, es un concepto que supone una extensión de la economía verde, también centrada en mitigar los efectos del cambio climático, aunque con un enfoque más específico, centrado en evitar la explotación y los riesgos económicos de los océanos, de los cuales dependen miles de millones de personas en todo el mundo.
Según datos de WWF, se estima que, en lo que se refiere a activos, esta economía alcanza un valor de 24,2 billones de dólares y que, a su vez, genera un valor económico de como mínimo 2,5 billones de dólares anuales, lo que la convierte en la octava economía mundial.
Este papel determinante que ejerce en el conjunto de la economía mundial sigue un aumento constante. Según la Comisión Europea, en 2018 la economía azul generó más de 750.000 millones de euros y dio empleo a más de 5 millones de personas en la UE, principalmente en relación con el turismo costero y la energía eólica marina. Y para 2030, se estima que la economía azul se expanda al doble de la tasa de la economía en general y que genere unos 40 millones de empleos.
La clave para comprender qué es la economía azul y todo lo que puede aportarnos como inversores es que no se trata de un simple recurso, sino un sistema económico muy sólido y capaz de generar innovación y bienestar humano.
Las claves del ESG: una inversión socialmente responsable
La inversión ESG (Environmental, Social, Governance) es una estrategia inversora que tiene en cuenta estos factores ambientales, sociales y de gobernanza que relacionamos con la economía azul. Por supuesto, también se basa en otros criterios financieros más tradicionales y que ayudan a ponderar las oportunidades y los riesgos que lleven implícitas estas inversiones.
En cierto modo, se trata de una inversión socialmente responsable, ya que busca generar retornos financieros sostenibles mientras se promueve un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente. Que en el contexto socioeconómico actual se tenga cada vez más conciencia sostenible se traduce directamente en que la inversión ESG tenga cada vez más presencia en las carteras de inversión.
Desglosando las siglas ESG, nos reafirmamos en la idea de que la economía azul cuenta con un gran impacto medioambiental, ayudando entre otras cosas a mitigar los efectos del cambio climático o la subida del nivel del mar (“E”), un gran impacto social (“S”), gracias al empleo directo e indirecto que genera y un componente de gobernanza (“G”) que es la que tiene que ver con las políticas de gestión que requiere este recurso económico.
El papel de Deutsche Bank en el World Ocean Summit
Prueba del compromiso con la biodiversidad y en un intento de aportar todas las herramientas posibles para que nuestros clientes logren diversificar sus carteras de la forma más eficaz, es la participación de Deutsche Bank en la undécima World Ocean Summit que se celebró entre el 11 y 13 de marzo de 2024 en Portugal, uno de los países que lidera el avance de la economía sostenible de los océanos.
Esta cumbre es el caldo de cultivo perfecto para la generación de conversaciones constructivas entre las empresas y las finanzas, los gobiernos, los responsables políticos nacionales e internacionales, la sociedad civil y el mundo académico. El objetivo clave es impulsar medidas que ayuden a desarrollar una economía sostenible de los océanos. Uniendo a todas las partes del ecosistema oceánico se fomentan alianzas, estrategias y soluciones entre industrias con ONGs, científicos, desarrolladores de tecnología e inversores encaminadas al cumplimiento de los objetivos marcados para 2030 en el ODS 14 (Objetivo de Desarrollo Sostenible 14) de las Naciones Unidas.
Los puntos clave recogidos en el World Ocean Summit
La gran novedad de la Cumbre Mundial sobre los Océanos de 2024 fue la puesta en marcha de unas sesiones de trabajo en grupo, lideradas por expertos en la materia y llamadas “How to” (Cómo hacerlo). Estas han sido concebidas con el objetivo de crear un conjunto de medidas y consejos prácticos para todos los individuos y organismos comprometidos con el restablecimiento de la salud de los océanos.
En la sesión “Cómo invertir mejor en la economía azul: las métricas que importan” (en la que participó Markus Muller, Chief Investment Officer ESG & Global Head of Chief Investment Office Deutsche Bank de Deutsche Bank) el tema central fue determinar cómo los inversores pueden invertir mejor en la economía azul.
Algunos de los temas a tratar fueron:
- Cómo las empresas deben empezar a examinar sus cadenas de valor e identificar aquellas con un modelo de negocio sostenible y un fuerte potencial de crecimiento.
- Señalar cuáles son los indicadores clave de rendimiento que pueden orientar las decisiones hacia objetivos sostenibles.
- Cómo las empresas pueden comunicar eficazmente sus compromisos de sostenibilidad para atraer inversiones y fomentar la confianza de las partes interesadas.
- Cómo los inversores pueden invertir mejor en la economía azul: para profundizar en esta idea se debatió acerca de 4 áreas clave: regulación, métricas, litigios y financiación e inversión.
Principales conclusiones
- Para maximizar el impacto, la ciencia, las finanzas y la política deben trabajar de la mano y construir un discurso común.
- El objetivo de acabar con la brecha financiera se está enfocando de forma errónea. Este “déficit de financiación” implica que se necesita más dinero para acabar con el problema. Aún así, lo más prioritario es que el dinero se mueva hacia los proyectos más adecuados. Y para eso, los proyectos respetuosos con la naturaleza y los océanos deben ser económicamente viables y tener un perfil de riesgo estable y atractivo.
- En esta época de transición sostenible, contamos con una ambigüedad normativa que requiere un marco regulador flexible y adaptable.
- Las grandes empresas del sector deben ser las que impulsen los cambios necesarios en el sistema para crear una economía azul sostenible.
- Hacen falta nuevos modelos empresariales sostenibles que reconozcan la dependencia de la naturaleza por parte de la sociedad. Las cadenas de valor tienen que impulsar este cambio y la disrupción de las empresas emergentes impulsadas por la innovación puede marcar una diferencia sustancial en la reconfiguración de las cadenas de valor.
- El objetivo de los inversores es poder identificar modelos de negocio positivos para los océanos con un fuerte potencial de crecimiento. La viabilidad económica sigue siendo importante durante toda la transición. Esto no significa que la atención se centre únicamente en las empresas directamente relacionadas con los océanos; las empresas deben redescubrir y comprender su cadena de valor.
- Las métricas adecuadas son esenciales para ayudar a las partes interesadas a tomar decisiones positivas para los océanos, incluidas las decisiones de inversión. Lo importante no es el volumen, sino la finalidad de los parámetros que apoyarán la regeneración de los océanos.
- El riesgo relacionado con la naturaleza debe ser reconocido como un riesgo financiero material, incentivando la actuación de empresas e inversores.
- El papel de los litigios es crucial y debe formar parte de un planteamiento sensato de gestión de riesgos; los litigios aumentan rápidamente, tanto por parte de las autoridades como de terceros.
- Las soluciones basadas en la naturaleza pueden generar múltiples fuentes de ingresos para impulsar la viabilidad económica (por ejemplo, la acuicultura o el ecoturismo). Los gobiernos pueden ayudar a movilizar el capital necesario para desarrollarlas. Es necesario incorporar un enfoque de beneficios colaterales en el diseño de los proyectos, como el Sistema de Contabilidad Ambiental y Económica (SCAE), que complementa al PIB.
¿Y qué será lo siguiente en cuanto a economía azul?
Después de los grandes avances obtenidos en esta undécima cumbre anual, desde Deutsche Bank estamos expectantes ante todo lo que nos traerá la edición número 12 del World Ocean Summit & Expo, que se celebrará entre el 11 y el 13 de marzo de 2025 en Tokyo y en la que también contaremos con la presencia de Markus Müller como speaker.
Este evento continuará centrándose en la transición hacia una economía oceánica sostenible, la gestión de los océanos, las estrategias para restablecer la salud de los océanos, los avances en tecnología marina y los esfuerzos de colaboración para hacer frente a la contaminación de los océanos. El objetivo clave es que se sigan asentando medidas e ideas que permitan a las organizaciones impulsar el cambio y tener un impacto en el camino hacia unos océanos más sanos.
La elección de Japón no es casualidad y es que el país cuenta con más de 14.000 islas, 347.000 km de costa y una economía azul que se prevé alcance los 28 billones de yenes en 2030. Para el conjunto del continente asiático, esta es una oportunidad perfecta para intercambiar impresiones con países de todo el mundo antes de otra gran cita próxima: la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos que se celebrará en junio de 2025.
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