La economía china sigue muy débil. En el tercer trimestre el crecimiento se situó en el 4,6% anual, muy lejos todavía del objetivo del gobierno para este año del 5%. En un intento por impulsar la economía, el gobierno anunció en julio, y posteriormente en septiembre, toda una batería de estímulos enfocados a mejorar el crecimiento a largo plazo del país (reformas estructurales) y a mejorar el crédito y las condiciones de financiación (con bajadas de tipos e inyecciones de liquidez al sector bancario). Anunciaba además una próxima aprobación de un abultado programa de impulso fiscal. El detalle del mismo se conocía el pasado día 8 de noviembre, en el cierre del Comité Permanente del Partido Comunista. En total, 8 bn. de yuanes a desembolsar en los próximos 5 años que irán directamente a las arcas de las autoridades regionales (vía el canje de deuda). Pese a la abultada cifra, los inversores han recibido esta medida con escepticismo, al considerar que no lleva medidas de impulso directo a empresas y familias.
Sin embargo, para entender estas medidas hay que ponerlas en perspectiva. La reducción del fuerte endeudamiento de las economías locales (se estima que la deuda local oculta asciendo actualmente a uns 14 bn. CNY) permitirá liberar recursos fiscales, en particular, ayudas a las familias, y finalizar las promociones inmobiliarias pendientes para su puesta en venta a precios asequibles, un proceso que hasta el momento ha sido más lento de lo esperado y que podría acelerarse con este canje de deuda. Se espera además que el gobierno chino anuncie nuevas medidas en los próximos meses, sobre todo si finalmente la llegada de Donald Trump a la presidencia de EEUU supone la implementación de altos aranceles sobre los productos chinos (en campaña electoral Trump anunció unos aranceles del 60% a todos los productos chinos y un 100% de aranceles a los automóviles).
Para nuestros analistas, si bien es posible que el estímulo fiscal anunciado no apoye el sentimiento e la renta variable china, como ocurrió a finales de septiembre, debido a la lenta aplicación de las medidas por parte de los reguladores, la mejora de los fundamentales económicos, previsiblemente a partir del primer trimestre de 2025, podría empezar a desempeñar un papel más importante en el apoyo al mercado. Mientras tanto, la renta variable china podría seguir experimentando volatilidad, ya que el mercado está pidiendo la aplicación de medidas de estímulo por parte de los responsables políticos. Se necesita además visibilidad sobre el futuro de la política arancelaria de EEUU (Trump jurará el cargo el próximo 20 de enero). Por valoración, el índice CSI 300 cotiza actualmente a un PER a 12 meses de 13,1x con una previsión de crecimiento del BPA del 11,1 % anual en 2025, mientras que el índice de acciones H cotiza a 8,9x con una previsión de crecimiento del BPA del 7,0 % anual.
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