Las consecuencias de la contaminación excesiva de las últimas décadas ya están empezando a vislumbrarse1: aumento de las temperaturas, proliferación de fenómenos meteorológicos extremos, multiplicación de los residuos tanto en la tierra como en los océanos y un contundente descenso de la biodiversidad que, en algunas zonas agrícolas, ha rebasado el 60%.
La comunidad internacional en general y la Unión Europea en particular han apostado por avanzar cada vez más deprisa en la transición ecológica. El verano pasado, Bruselas presentó una batería de medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55%2 en 2030 en comparación con los niveles de 1990. El anterior objetivo de reducción de emisiones era del 40%.
Las empresas están recurriendo a la financiación de bancos que poseen amplia experiencia en sostenibilidad, como Deutsche Bank, para compatibilizar su compromiso con el planeta con la gestión normal de sus negocios en un momento especialmente convulso para la economía. Entre los proyectos que esa financiación hace posibles destacan, por ejemplo, la mejora de la eficiencia energética de sus plantas, la instalación de infraestructuras para generar energías renovables o el despliegue de medidas innovadoras para reducir las emisiones de CO2 tanto en sus edificios como en sus flotas de vehículos.
Para recortar drásticamente las emisiones y los residuos de sus oficinas, las empresas están avanzando3 en la implantación de una iluminación más eficiente (mediante sensores y tecnología LED), mejorando el aislamiento térmico para limitar el consumo de calefacción o aire acondicionado, instalando placas solares y fomentando el reciclaje y la reutilización de los residuos que generan sus inmuebles.
Al mismo tiempo, las empresas han comenzado a impulsar la mayor sostenibilidad en sus medios de transporte y almacenamiento, y así es como ha aumentado sustancialmente la proporción de los vehículos híbridos y eléctricos en sus flotas, han tomado medidas para limitar los residuos y el consumo energético en sus almacenes y están intentando recabar la colaboración de sus socios en la cadena global de suministro4 (desde agricultores hasta fabricantes o transportistas) para que se sumen a la lucha contra el calentamiento aunque no se lo exijan sus autoridades nacionales.
Mención especial merecen aquí las empresas industriales y su creciente compromiso con una economía cada vez más verde. Y el motivo es que, además de los esfuerzos que hemos mencionado anteriormente sobre los edificios de oficinas, las flotas, los almacenes o la cadena internacional de suministro, la industria es la responsable de asumir retos tan importantes como la eficiencia energética de sus plantas de fabricación, el avance hacia la economía circular en la gestión de sus residuos y el impulso, en los países en los que produce, de unas normas sobre residuos y emisiones más sostenibles.
Las empresas, tanto las industriales como las del sector servicios, necesitan a sus comunidades5 para galopar hacia la transición ecológica. Por un lado, esto afecta a stakeholders más tradicionales como sus plantillas o sus proveedores pero, por otro, también deben contar con organizaciones de consumidores o asociaciones e instituciones en las regiones donde concentren su actividad. Construir una relación basada en la transparencia, la comunicación y la confianza es el camino que han elegido muchas firmas para que sus stakeholders les ayuden a prevenir conflictos y, al mismo tiempo, entiendan mejor sus decisiones o puedan proponerles alternativas o ideas que contribuyan a mejorar la sostenibilidad de sus operaciones.
En definitiva, las empresas que destacan por su reducción de la huella ambiental para frenar el calentamiento y hacer del mundo un lugar más habitable para todos se apoyan, cada vez más, en sus comunidades y despliegan un considerable abanico de medidas, tanto si son industriales como si son de servicios, para mejorar la eficiencia energética, el acceso de sus instalaciones a fuentes renovables y la gestión de los residuos. Y saben que, para todo ello, cuentan con el apoyo de la financiación y el asesoramiento de grandes entidades expertas en proyectos sostenibles como Deutsche Bank.
1https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/
2https://ec.europa.eu/clima/eu-action/european-green-deal/2030-climate-target-plan_en
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